En rigor, no es una tendencia literaria y artística, sino el conjunto de todos los ismos modernos, reacciones profundas contra todo lo tradicional caduco; sugerencias de “un cambio de creencias o de maneras expresivas”; ápices de los subjetivismos mas audaces en busca de inexploradas regiones de la belleza.
Con el título literaturas de vanguardia se designan las teorías o escuelas literarias que adoptan posiciones subversivas o revolucionarias frente a las tendencias y evoluciones ortodoxas. Las literaturas de vanguardia adoptan, casi siempre, credos estéticos radicales y originalismos, provocando cismas en las gramáticas, en las perspectivas y en los estilos.
Las literaturas de vanguardia no suele ser creadoras; su misión es destruir; su aspiración conmocionar.
Los llamados movimientos subversivos aparecen en Europa inmediatos a la gran guerra de 1914-1918. Estas literaturas europeas de vanguardia, como también se las ha llamado, fueron estudiadas al por menor, en serio, por Guillermo Torre, y con humor, por Ramón Gomez de la Serna, en su libro Ismos.
En realidad, pueden ser considerados como precursores de estas posturas poéticas de inconformidad el norteamericano Walt Withman, el italiano Marinetti-fundador del futurismo-, el francés Apollinaire- fundador de un nuevo imaginismo con sus Caligrames- y el hispanoamericano Vicente Huidobro-fundador del creacionismo-en un sentido de de “desrealización” o “deshumanización” de la poesía. Todos estos ismos, que integran la suma de movimientos subversivos, surgieron también en España. El dadaísmo, el creacionismo, el cubismo, el futurismo, el imaginismo, el impresionismo…
[…]
La estética de los movimientos vanguardistas ha tenido parecidos postulados:
- negación consciente e implacable del pasado;
- afirmación de originalidad, para lo que no se admiten límites de razón o de conveniencia;
- tendencia internacionalista;
- confusionismo entre bellas artes, buscándose fervorosamente la correlación entre la palabra, la línea, el color y el sonido.
Generalmente los movimientos de vanguardia suelen tener una vida efímera. Cumplida-o no- su misión de destruir, de reformar, de insinuar, los artistas y escritores que militaron en ellas y que en ellas impusieron su personalidad, imprimiendo su carácter genial a las tendencias, evolucionan hacia formas tradicionales purificadas; eso sí habiéndose beneficiado con todas las innovaciones dignas de perduración.
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