Estudio y análisis de autores y textos de la vanguardia europea

Recoged esta voz

viernes, 15 de junio de 2007


Naciones de la tierra, patrias del mar, hermanos
del mundo y de la nada:
habitantes perdidos y lejanos,
más que del corazón, de la mirada.
Aquí tengo una voz enardecida,
aquí tengo una vida combatida y airada,
aquí tengo un rumor , aquí tengo una vida.
Abierto estoy, mirad, como una herida.
Hundido estoy, mirad, estoy hundido
en medio de mi pueblo y de sus males.
Herido voy, herido y malherido,
sangrando por trincheras y hospitales.
Hombres , mundos, naciones,
atended, escuchad mi sangrante sonido,
recoged mis latidos de quebranto
en vuestros espaciosos corazones,
porque yo empuño el alma cuando canto.
Cantando me defiendo
y defiendo mi pueblo cuando en mi pueblo imprimen
su herradura de pólvora y estruendo
los bárbaros del crimen.
Esta es su obra, esta:
pasan , arrasan como torbellinos,
y son ante su cólera funesta
armas los horizontes y muertes los caminos.
El llanto que por valles y balcones se vierte,
en las piedras diluvia y en piedras trabaja,
y no hay espacio para tanta muerte,
y no hay madera para tanta caja.
Caravanas de cuerpos abatidos.
Todos vendajes, penas y pañuelos:
todo camillas donde a los heridos
se les quiebran las fuerzas y los vuelos.
Sangre, sangre por árboles y suelos,
sangre por aguas, sangre por paredes,
y un temor de que España se desplome
del peso de la sangre que moja entre sus redes
hasta el pan que se come.
Recoged este viento,
naciones, hombres, mundos
que parte de las bocas de conmovido aliento
y de los hospitales moribundos.
Aplicad las orejas
a mi clamor de pueblo atropellado,
al ¡ay! de tantas madres, a las quejas
de tanto ser luciente que el luto ha devorado.
Los pechos que empujaban y herían las montañas,
vedlos desfallecidos sin leche ni hermosura,
y ved las blancas novias y las negras pestañas
caídas y sumidas en una siesta oscura.
Aplicad la pasión de las entrañas
a este pueblo que muere con un gesto invencible
sembrados por los labios y la frente,
bajo los implacables aeroplanos
que arrebatan terrible,
terrible, ignominiosa, diariamente,
a las madres los hijos de las manos.
Ciudades de trabajo y de inocencia,
juventudes que brotan de la encina,
troncos de bronce, cuerpos de potencia
yacen precipitados en la ruina.
Un porvenir de polvo se avecina,
se avecina un suceso
en que no quedará ninguna cosa:
ni piedra sobre piedra ni hueso sobre hueso.
España no es España, que es una inmensa fosa,
que es un gran cementerio rojo y bombardeado:
los bárbaros la quieren de este modo.
Será la tierra un denso corazón desolado,
si vosotros, naciones, hombres, mundos,
con mi pueblo del todo
y vuestro pueblo encima del costado,
no quebráis los colmillos iracundos.
II
Pero no lo será: que un mar pifiante,
triunfante siempre, siempre decidido,
hecho por la luz, para la hazaña,
agita su cabeza de rebelde diamante,
bate su pie calzado en el sonido
por todos los cadáveres de España.
Es una juventud: recoged este viento.
Su sangre es el cristal que no se empaña,
su sombrero el laurel y el pedernal su aliento.
Donde clava la fuerza de sus dientes
brota un volcán de diáfanas espadas,
y sus hombros batientes,
y sus talones guían llamaradas.
Esta compuesta de hombres del trabajo
de herreros rojos, de albos albañiles,
de yunteros con rostro de cosechas.
Oceánicamente transcurren por debajo
de un fragor de sirenas y herramientas fabriles
y de gigantes arcos alumbrados con flechas.
A pesar de la muerte, estos varones
con metal y relámpagos igual que los escudos,
hacen retroceder a los cañones
acobardados, temblorosos, mudos.
El polvo no los puede y hacen del polvo fuego,
savia, explosión, verdura repentina:
con su poder de abril apasionado
precipitan el alma del espliego,
el parto de la mina,
el fértil movimiento del arado.
Ellos harán de cada ruina un prado,
de cada pena un fruto de alegría,
de España un firmamento de hermosura.
Vedlos agigantar el mediodía,
y hermosearlo todo con su joven bravura.
Se merecen la espuma de los truenos,
se merecen la vida y el olor del olivo,
los españoles amplios y serenos
que mueven la mirada como un pájaro altivo.
Naciones, hombres, mundos, esto escribo:
la juventud de España saldrá de las trincheras
de pie, invencible como la semilla,
pues tiene un alma llena de banderas
que jamás se asomete ni arrodilla.
Allí van por los yermos de Castilla
los cuerpos que parecen potros batalladores,
toros de victorioso desenlace,
diciéndose en su sangre de generosas flores
que morir es la cosa mas grande que se hace.
Quedaran en el tiempo vencedores,
siempre de sol y majestad cubiertos,
los guerreros de huesos tan gallardos
que si son muertos son gallardos muertos:
la juventud que a España salvara aunque tuviera
que combatir con un fusil de nardos
y una espada de cera.

Miguel Hernández

Guernica


Pablo Picasso: "Guernica",
1937




Non Serviam

NON SERVIAM

Y he aquí que una buena mañana, después de una noche de preciosos sueños y delicadas pesadillas, el poeta se levanta y grita a la madre Natura: Non serviam.

Con toda la fuerza de sus pulmones, un eco traductor y optimista repite en las lejanías:«No te serviré».

La madre Natura iba ya a fulminar al joven poeta rebelde, cuando éste, quitándose el sombrero y haciendo un gracioso gesto, exclamó: «Eres una viejecita encantadora».

Ese non serviam quedó grabado en una mañana de la historia del mundo. No era un grito caprichoso, no era un acto de rebeldía superficial. Era el resultado de toda una evolución, la suma de múltiples experiencias.

El poeta, en plena conciencia de su pasado y de su futuro, lanzaba al mundo la declaración de su independencia frente a la Naturaleza.

Ya no quiere servirla más en calidad de esclavo.

El poeta dice a sus hermanos: «Hasta ahora no hemos hecho otra cosa que imitar al mundo en sus aspectos, no hemos creado nada. ¿Qué ha salido de nosotros que no estuviera antes parado ante nosotros, rodeando nuestros ojos, desafiando nuestros pies o nuestras manos?

»Hemos cantado a la Naturaleza (cosa que a ella bien poco le importa). Nunca hemos creado realidades propias, como ella lo hace o lo hizo en tiempos pasados, cuando era joven y llena de impulsos creadores.

»Hemos aceptado, sin mayor reflexión, el hecho de que no puede haber otras realidades que las que nos rodean, y no hemos pensado que nosotros también podemos crear realidades en un mundo nuestro, en un mundo que espera su fauna y su flora propias. Flora y fauna que sólo el poeta puede crear, por ese don especial que le dio la misma madre Naturaleza a él y únicamente a él».

Non serviam. No he de ser tu esclavo, madre Natura; seré tu amo. Te servirás de mí; está bien. No quiero y no puedo evitarlo; pero yo también me serviré de ti. Yo tendré mis árboles que no serán como los tuyos, tendré mis montañas, tendré mis ríos y mis mares, tendré mi cielo y mis estrellas.

Y ya no podrás decirme: «Ese árbol está mal, no me gusta ese cielo.... los míos son mejores».

Yo te responderé que mis cielos y mis árboles son los míos y no los tuyos y que no tienen por qué parecerse. Ya no podrás aplastar a nadie con tus pretensiones exageradas de vieja chocha y regalona. Ya nos escapamos de tu trampa.

Adiós, viejecita encantadora; adiós, madre y madrastra, no reniego ni te maldigo por los años de esclavitud a tu servicio. Ellos fueron la más preciosa enseñanza. Lo único que deseo es no olvidar nunca tus lecciones, pero ya tengo edad para andar solo por estos mundos. Por los tuyos y por los míos.

Una nueva era comienza. Al abrir sus puertas de jaspe, hinco una rodilla en tierra y te saludo muy respetuosamente.



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Manifiesto de Vicente Huidobro 1914

Primer Manifiesto Dadá

La magia de una palabra

—DADA— que ha puesto a los periodistas

ante la puerta de un mundo

imprevisto, no tiene para nosotros

ninguna importancia

Para lanzar un manifiesto es necesario: A, B,C. Irritarse y aguzar las alas para conquistar y propagar muchos pequeños y grandes a, b, c, y afirmar, gritar, blasfemar, acomodar la prosa en forma de obviedad absoluta, irrefutable, probar el propio non plus ultra y sostener que la novedad se asemeja a la vida como la última aparición de una cocotte prueba la esencia de Dios. En efecto, su existencia ya fue demostrada por el acordeón, por el paisaje y por la palabra dulce. Imponer el propio A.B.C. es algo natural, y, por ello, deplorable. Pero todos lo hacen bajo la forma de cristal-bluff-madonna o de sistema monetario, de producto farmacéutico o de piernas desnudas invitantes a la primavera ardiente y estéril. El amor por lo nuevo es una cruz simpática que revela un amiquemeimportismo, signo sin causa, frágil y positivo. Pero también esta necesidad ha envejecido. Es necesario animar el arte con la suprema simplicidad: novedad. Se es humano y auténtico por diversión, se es impulsivo y vibrante para crucificar el aburrimiento. En las encrucijadas de las luces, vigilantes y atentas, espiando los años en el bosque. Yo escribo un manifiesto y no quiero nada y, sin embargo, digo algunas cosas y por principio estoy contra los manifiestos, como, por lo demás, también estoy contra los principios, decilitros para medir el valor moral de cada frase. Demasiado cómodo: la aproximación fue inventada por los impresionistas. Escribo este manifiesto para demostrar cómo se pueden llevar a cabo al mismo tiempo las acciones más contradictorias con un único y fresco aliento; estoy contra la acción y a favor de la contradicción continua, pero también estoy por la afirmación. No estoy ni por el pro ni por el contra y no quiero explicar a nadie por qué odio el sentido común.

DADA— he aquí la palabra que lleva las ideas a la caza; todo burgués se siente dramaturgo, inventa distintos discursos y, en lugar de poner en su lugar a los personajes convenientes a la calidad de su inteligencia, crisálidas en sus sillas, busca las causas y los fines (según el método psicoanalítico que practica) para dar consistencia a su trama, historia que habla y se define. El espectador que trata de explicar una palabra es un intrigante: (conocer). Desde el refugio enguantado de las complicaciones serpentinas hace manipular sus propios instintos. De aquí nacen las desgracias de la vida conyugal.

Explicar: diversión de los vientres rojos con los molinos de los cráneos vacíos.

Dada no significa nada

Si alguien lo considera inútil, si alguien no quiere perder tiempo por una palabra que no significa nada….El primer pensamiento que se agita en estas cabezas es de orden bacteriológico…, hallar su origen etimológico, histórico o psicológico por lo menos. Por los periódicos sabemos que los negros Kru llaman al rabo de la vaca sagrada: DADA. El cubo y la madre en una cierta comarca de Italia reciben el nombre de DADA. Un caballo de madera, la nodriza, la doble afirmación en ruso y en rumano DADA. Sabios periodistas ven en todo ello un arte para niños, otros santones jesúshablaalosniños, el retorno a un primitivismo seco y estrepitoso, estrepitoso y monótono. No es posible construir la sensibilidad sobre una palabra. Todo sistema converge hacia una aburrida
perfección, estancada idea de una ciénaga dorada, relativo producto humano. La obra de arte no debe ser la belleza en sí misma porque la belleza ha muerto; ni alegre; ni alegre ni triste, ni clara ni oscura, no debe divertir ni maltratar a las personas individuales sirviéndoles pastiches de santas aureolas o los sudores de una carrera en arco a través de las atmósferas. Una obra de arte nunca es bella por decreto, objetivamente y para todos. Por ello, la crítica es inútil, no existe más que subjetivamente, sin el mínimo carácter de genera­lidad. ¿Hay quien crea haber encontrado la base psíquica común a toda la humanidad? El texto de Jesús y la Biblia recubren con sus amplias y benévolas alas: la mierda, las bestias, los días. ¿Cómo se puede poner orden en el caos de infinitas e informes variaciones que es el hombre? El principio «ama a tu prójimo» es una hipocresía. «Conócete a ti mismo» es una utopia más aceptable porque también contiene la maldad. Nada de piedad. Después de la matanza todavía nos queda la esperanza de una humanidad purificada. Yo hablo siempre de mí porque no quiero convencer. No tengo derecho a arrastrar a nadie a mi río, yo no obligo a nadie a que me siga. Cada cual hace su arte a su modo y manera, o conociendo el gozo de subir como una flecha hacia astrales reposos o el de descender a las minas donde brotan flores de cadáveres y de fértiles espasmos. Estalactitas: buscarlas por doquier, en los pesebres ensanchados por el dolor, con los ojos blancos como las liebres de los ángeles.

Así nació DADA, de una necesidad de independencia, de des­confianza hacía la comunidad. Los que están con nosotros conservan su libertad. No reconocemos ninguna teoría. Basta de academias cubistas y futuristas, laboratorios de ideas formales. ¿Sirve el arte para amontonar dinero y acariciar a los gentiles burgueses? Las rimas acuerdan su tintineo con las monedas y la musicalidad resbala a lo largo de la línea del vientre visto de perfil. Todos los grupos de artistas han ido a parar a este banco a pesar de cabalgar distintos cometas. Se trata de una puerta abierta a las posibilidades de revolcarse entre muelles almohadones y una buena mesa.

Aquí echamos el ancla en la tierra feraz. Aquí tenemos derecho a proclamar esto porque hemos conocido los escalofríos y el desper­tar. Fantasmas ebrios de energía, hincamos el tridente en la carne distraída. Rebosamos de maldiciones en la tropical abundancia de vertiginosas vegetaciones: goma y lluvia es nuestro sudor, sangramos y quemamos la sed.
Nuestra sangre es vigorosa.

El cubismo nació del simple modo de mirar un objeto: Cezanne pintaba una taza veinte centímetros más abajo de sus ojos, los cubistas la miran desde arriba complicando su aspecto sección perpendicular que sitúan a un lado con habilidad.. me olvido de los creadores ni de las grandes razones de la a. que ellos hicieron definitivas). El futurismo ve la misma traza un movimiento sucesivo de objetos uno al lado del otro, añadiendole maliciosamente alguna línea—fuerza. Eso no quita que la buena o mala, sea siempre una inversión de capitales intelectuales.

El nuevo pintor crea un mundo cuyos elementos son sus mismos medios, una obra sobria y definida, sin argumento. El artista nuevo protesta: ya no pinta (reproducción simbólica e ilusionista), sino que crea directamente en piedra, madera, hierro, estaño, bloques de organismos móviles a los que el límpido viento de las a inmediatas sensaciones hacer dar vueltas en todos los sentidos.

Toda obra pictórica o plástica es inútil; que, por lo u sea un monstruo capaz de dar miedo a los espíritus serviles y no algo dulzarrón para servir de ornamento a los refectorios de esos animales vestidos de paisano que ilustran tan bien esa fabula triste de la humanidad.

Un cuadro es el arte que se encuentren dos lineas geométricas que se ha comprobado que son paralelas, hacer que se encuentren en un lienzo, ante nuestros ojos, en una realidad que nos traslada a un mundo de otras condiciones y posibilidades. Este mundo no esta especificado ni definido en la obra, pertenece en sus innumerables variaciones al espectador. Para su creador la obra carece de causa y de teoría. Orden = desorden; yo = no-yo; afirmación = negación; éstos son los fulgores supremos de un arte absoluto. Absoluto en la pureza de cósmico y ordenado caos, eterno en el instante globular sin duración, sin respiración, sin luz y sin control.

Amo una obra antigua por su novedad. Tan sólo el contraste nos liga al pasado. Los escritores que enseñan la moral y discuten o mejoran la base psicológica, tienen, aparte del deseo oculto del beneficio, un conocimiento ridículo de la vida que ellos han clasificado, subdividido y canalizado. Se empeñan en querer ver danzar las categorías apenas se ponen a marcar el compás. Sus lectores se carcajean y siguen adelante: ¿con qué fin? Hay una literatura que no llega a la masa voraz. Obras de creadores nacidas de una auténtica necesidad del autor y sólo en función de sí mismo. Consciencia de un supremo egoísmo, en el que cualquier otra ley queda anulada.

Cada página debe abrirse con furia, ya sea por serios motivos, profundos y pesados, ya sea por el vórtice y el vértigo, lo nuevo y lo eterno, la aplastante espontaneidad verbal, el entusiasmo de los principios, o por los modos de la prensa. He ahí un mundo vacilante que huye, atado a los cascabeles de la gama infernal, y he ahí, por otro lado, los hombres nuevos, rudos, cabalgando a lomos de los sollozos.

He ahí un mundo mutilado y los medicuchos literarios preocu­pados por mejorarlo. Yo os digo: no hay un comienzo y nosotros no temblamos, no somos unos sentimentales. Nosotros desgarramos como un furioso viento la ropa de las nubes y de las plegarias y preparamos el gran espectáculo del desastre, el incendio, la des­composición. Preparamos la supresión del dolor y sustituimos las lágrimas por sirenas tendidas de un continente a otro. Banderas de intensa alegría viudas de la tristeza del veneno. DADA es la enseñanza de la abstracción; la publicidad y los negocios también son elementos poeticos.

Yo destruyo los cajones del cerebro y los de la organización social: desmoralizar por doquier y arrojar la mano del cielo al infierno, los ojos del infierno al cielo, restablecer la rueda fecunda de un circo universal en las potencias reales y en la fantasía individual.

La filosofia, he ahí el problema: por qué lado hay que empezar a mirar la vida, Dios, la idea y cualquier otra cosa. Todo lo que se ve es falso. Yo no creo que el resultado negativo sea más importante que la elección entre el dulce y las cerezas como postre. El modo de mirar con rapidez la otra cara dc una cosa para imponer directamente la propia opinión se llama dialéctica, o sea, el modo de regatear el espíritu de las patatas frutas bailando a su alrededor la danza del método.

Si yo grito:

IDEAL, IDEAL, IDEAL,

conocimiento, conocimiento, conocimiento

bumbúm, bumbúm, bumbúm,

registro con suficiente exactitud el progreso, la ley, la moral y todas las demás bellas cualidades de que tantas personas inteligentil han discutido en tantos libros para llegar, al fin, a confesar que cada uno, del mismo modo, no ha hecho más que bailar al compas de su propio y personal bumbúm y que, desde el punto de vista de tal bumbúm, tiene toda la razón: satisfacción de una curiosidad morbosa, timbre privado para necesidades inexplicables; baño; dificultades pecuniarias; estómago con repercusiones en la ‘ida; autoridad de la varita mística formulada en el grupo de una orquesta fantasma de arcos mudos engrasados con filtros a base de amoniaco animal. Con los impertinentes azules de un ángel han enterrado la interioridad por cuatro perras de unánime reconocimiento.

Si todos tienen razón, y si todas las píldoras son píldoras Pínk., tratemos de no tener razón. En general, se cree poder explicar racionalmente con el pensamiento lo que se escribe. Todo esto es relativo. El pensamiento es una bonita cosa para la filosofia, pero es relativo. El psicoanálisis es una enfermedad dañina, que adormece las tendencias antirreales del hombre y hace de la burguesía un sistema. No hay una Verdad definitiva. La dialéctica a una máquina divertida que nos ha llevado de un modo bastante trivial a las opiniones que hubiéramos tenido de otro modo. ¿Hay alguien que crea, mediante el refinamiento minucioso de la lógica,, haber demostrado la verdad de sus opiniones? La lógica constreñida por los sentidos es una enfermedad orgánica. A este elemento los filósofos se complacen en añadir el poder de observacion. Pero justamente esta magnífica cualidad del espíritu es la prueba de su impotencia. Se observa, se mira desde uno o varios puntos de vista y se elige un determinado punto entre millones de ellos queue igualmente existen. La experiencia también es un resultado del azar y de las facultades individuales.

La ciencia me repugna desde el momento en que se transforma en sistema especulativo y pierde su carácter de utilidad, que, aun siendo inútil, es, sin embargo, individual. Yo odio la crasa objetividad y la armonía, esta ciencia que halla que todo está en orden: continuad, muchachos, humanidad . . . La ciencia nos dice que somos los servidores de la naturaleza: Todo está en orden, haced el amor y rompeos la cabeza; continuad, muchachos, hombres, amables burgueses, periodistas vírgenes... Yo estoy contra los sistemas: el único sistema todavía aceptable es el de no tener sistemas. Completarse, perfeccionarse en nuestra pequeñez hasta colmar el vaso de nuestro yo, valor para combatir en pro y en contra del pensamiento, misterio de pan, desencallamiento súbito de una hélice infernal hacia lirios baratos.

La espontaneidad dadaísta

Yo llamo amíquémeimportismo a una manera de vivir en la que cada cual conserva sus propias condiciones respetando, no obstante, salvo en caso de defensa, las otras individualidades, el twostep que se convierte en himno nacional, las tiendas de antigüallas, el T.S.H., el teléfono sin hilos, que transmite las fugas de Bach, los anuncios luminosos, los carteles de prostíbulos, el órgano que difunde claveles para el buen Dios y todo esto, todo junto, y realmente sustituyendo a la fotografia y al catecismo unilateral.

La simplificidad activa.

La impotencia para discernir entre los grados de claridad: lamer la penumbra y flotar en la gran boca llena de miel y de excrementos. Medida con la escala de lo Eterno, toda acción es vana (si dejamos que el pensamiento corra una aventura cuyo resultado sería infinitamente grotesco; dato, también éste, importante para el conocimiento de la humana impotencia). Pero si la vida es una pésima farsa sin fin ni parto inicial, y como creemos salir de ella decentemente como crisantemos lavados, proclamamos el arte como única base de entendimiento. No importa que nosotros, caballeros del espiritu, le dediquemos desde siglos nuestros refunfuños. El arte no aflige a nadie y a aquellos que sepan interesarse por el recibiran, con sus caricias, una buena ocasión de poblar el pais con su conservación. El arte es algo privado y el artista lo hace para si mismo; una obra omprensible es el producto de periodistas.

Y me gusta mezclar en este momento con tal monstruosidad los colores al mezclar en este momento con tal monstruosidad los colores al oleo: un tubo de papel de plata, que, si se aprieta, vierte automáticamente odio, cobardia, y villania. EL artista, el poeta aprecia el veneno de la masa condensada en un jefe de sección de esta industria. Es feliz si se le insulta: eso es como una prueba de su coherencia. El autor, el artista elogiado por los periodicos, comprueba la comprensibilidad de su obra: miserable forro de un abrigo destinado a la utilidad publica: andrajos que cubren la brutalidad, meadas que colaboran al calor de un animal que incuba sus bajos instintos, fofa a insípida carne que se múltipla con la ayuda de los microbios tipograficos. Hemos tratado con dureza nuestra inclinación a las lagrimas. Toda filtración de esa naturaleza no es mas que diarrea almibarada. Alentar un arte semejante significa diferirlo. Nos hacen falta obras fuertes, rectas, precisas y, mas que nunca, incomprensibles. La logica es una complicación. La logica siempre es falsa. Ella guia los hilos de las nociones, las palabras en su forma exterior hacia las conclusiones de los centros ilusorios. Sus cadenas matan, minirapodo gigante que asfixia a la independencia. Ligado a la logica, el arte viviria en el incesto, tragándose su propia cola, su cuerpo, fornicando consigo mismo, y el genio se volveria una pesadilla alquitranada de protestantismo, un monumento, una marcha de intestinos grisáceos y pesados.

Pero la soltura, el entusiasmo y la misma alegria de la injusticia, esa pequeña verdad que nosotros practicamos con inocencia y que nos hace bellos (somos sutiles, nuestros dedos son maleables y resbalan como las ramas de esta planta insinuante y casi liquida) caracterizan nuestra alma, dicen los cinicos. Tambien ese es un punto de vista, pero no todas las flores, por fortuna, son sagradas, y lo que hay de divino en nosotros es el comienzo de la accion antihumana. Se trata, aquí, de una flor de papel para el ojal de los señores que frecuentan el baile de disfraces de la vida, cocina de la gracia, con blancas primas agiles o gordas. Esta gente comercio con lo que hemos desechado. Contradicción y unidad de las estrellas polares en un solo chorro pueden ser verdad, supuesto que alguien insista en pronunciar esta banalidad, apéndice de una moralidad libidinosa y maloliente. La moral consume, como todos los azotes de la inteligencia. El control de la moral y de la logica nos han impuesto la impasibilidad ante los agentes de policia, causa de nuestra esclavitud, putridas ratas de las que esta repleto el vientre de la burguesia, y que han infectado los unicos corredores de nítido y transparente cristal que aun seguían abiertos a los artistas.

Todo hombre debe gritar. Hay una gran tarea destructiva, negativa por hacer. Barrer, asear. La plenitud del individuo se afirma a continuación de un estado de locura, de locura agresiva y completa de un mundo confiado a las manos de los bandidos que se desgarran y destruyen los siglos. Sin fin ni designio, sin organización: la locura indomable, la descomposición. Los fuertes sobreviviran gracias a su voz vigorosa, pues son vivos en la defensa. La agilidad de los miembros y de los sentimientos flamea en sus flancos prismáticos.

La moral ha determinado la caridad y la piedad, dos bolas de sebo que han crecido, como elefantes, planetas, y que, aun hoy, son consideradas validas. Pero la bondad no tiene nada que ver con ellas. La bondad es lucida, clara y decidida, despiadada con el compromiso y la política. La moralidad es como una infusión de chocolate en las venas de los hombres. Esto no fue impuesto por una fuerza sobrenatural, sino por los trusts de los mercaderes de ideas, por los acaparadores universitarios. Sentimentalidad: viendo un grupo de hombres que se pelean y se aburren, ellos inventaron el calendario y el medicamento de la sabiduría. Pegando etiquetas se desencadeno la batalla de los filosofos (mercantilismo, balanza, medidas meticulosas y mezquinas) y por segunda vez se comprendio que la piedad es un sentimiento, como al diarrea en relacion con el asco que arruina la salud, que inmunda tarea de carroñas para comprometer al sol.

Yo proclamo la oposicion de todas las facultades cosmicas a tal blenorragia de putrido sol salido de las fabricas del pensamiento filosofico, y proclamo la lucha encarnizada con todos los medios del

Asco dadaísta

Toda forma de asco suceptible de convertirse en negacion de la familia es Dada; la protesta a puñetazos de todo el ser entregado a una accion destructiva es Dada; el conocimiento de todos los medios hasta hoy rechazados por el pudor sexual, por el compromiso demasiado comodo y por la cortesia es Dada; la abolicion de la logica, la danza de los impotentes de la creacion es Dada; la abolicion de la logica, la danza de los impotentes de la creacion es Dada; la abolicion de toda jerarquia y de toda ecuacion social de valores establecida entre los siervos que se hallan entre nosotros los siervos es Dada; todo objeto, todos los objetos, los sentimientos y las oscuridades, las apariciones y el choque preciso de las lineas paralelas son medios de lucha Dada; abolicion de la memoria: Dada; abolicion del futuro: Dada; confianza indiscutible en todo dios producto inmediato de la espontaneidad: Dada; salto elegante y sin prejuicios de una armonia a otra esfera; trayectoria de una palabra lanzada como un disco, grito sonoro; respeto
de todas las individualidades en la momentanea locura de cada uno de sus sentimientos, serios o temerosos, timidos o ardientes, vigorosos, decididos, entusiastas; despojar la propia iglesia de todo accesorio inutil y pesado; escupir como una cascada luminosa el pensamiento descortes o amoroso, o bien, complaciendose en ello, mimarlo con la misma identidad, lo que es lo mismo, en un matorral puro de insectos para una noble sangre, dorado por los cuerpos de los arcangeles y por su alma. Libertad: DADA, DADA, DADA, aullido de colores encrespados, encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones, de todo motivo grotesco, de toda incoherencia: LA VIDA.

Tristan Tzara

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Escrito por Tristan Tzara y publicado en 1918 en el número 3 de la revista DADA de Zurich, el Manifiesto Dada es el primer manifiesto del movimiento dadaísta. Otros textos importantes para la historia del dadaísmo son: el Manifiesto sobre el amor débil y el amor amargo, también de Tzara, leído en París el 12 de diciembre de 1920 en la Galería Povolozky y publicado posteriormente en el número 4 de la revista La vie des lettres también de París y la plaquette de ocho folios sin numerar La premiere aventure celeste de Mausleur Antipyrine, que Tzara escribió y publicó en Zurich en 1916. Ahora bien, el manifiesto de 1918 es sin duda alguna el texto más significativo de los que publicó el artista rumano y el más explícito en sus intenciones


Primer Manifiesto Futurista



Mis amigos y yo habíamos velado toda la noche bajo las lámparas de la mezquita de cobrizas cúpulas agujereadas y revolcábamos nuestra pereza nativa sobre los opulentos tapices persas. Habíamos discutido hasta los límites extremos de la lógica y arañado el papel de locas escrituras.
Un inmenso orgullo hinchaba nuestros pechos al sentirnos solos, erguidos como faros o como centinelas avanzados frente al ejército de estrellas enemigas que acampaban en sus vivacs celestes. ¡A solas con los mecánicos en las fraguas infernales de nuestros navíos, a solas con los negros fantasmas que forrajean en el vientre rojo de las locomotoras enloquecidas, a solas con los embriagantes batires de alas contra los muros!
Y henos aquí bruscamente distraídos por el rodar de enormes tranvías de doble piso que pasan estridentes agujereados de luz, tales como caseríos en fiesta que el Po desbordado conmoviera y exterminara súbitamente arrastrándolo en cascadas y remolinos de diluvio hasta el mar.
Después se adensó el silencio. Y escuchando la oración extenuada del viejo canal y el crujir de huesos de los palacios moribundos decorados de verdín, de repente rugieron bajo nuestras ventanas los automóviles hambrientos.
-¡Partamos, amigos! -dije yo-. Al fin la Mitología y el Ideal místico han sido superados. Vamos a asistir al nacimiento del Centauro y veremos muy pronto volar los primeros ángeles. Será preciso forzar las puertas de la vida para probar los goznes y los cerrojos. ¡Partamos! He aquí el primer sol alboreando sobre la tierra...Nada iguala al resplandor de su espada roja que se esgrime por primera vez entre nuestras tinieblas milenarias.
Nos aproximamos a las tres máquinas refunfuñantes para acariciar sus petrales. Yo me tendí sobre la mía como un cadáver sobre su ataúd, pero resucité súbito bajo su volante -cuchillo de guillotina- que amenazaba cortar mi estómago.
La gran escoba de la locura nos saca de quicio y nos impele a cruzar las calles escarpadas y profundas como torrentes desecados. Aquí y allá lámparas agoreras en los cuadros de las ventanas nos enseñan a despreciar nuestros ojos matemáticos.

¡A las fieras -grité yo- les basta con su olfato!


Y cazábamos -como leones jóvenes- la Muerte que corría ante nosotros en el vasto ambiente malva, palpitante y vivo.
Y sin embargo, no teníamos Señora ideal irguiendo su talle hasta las nubes ni Reina cruel a quien ofrecer nuestros cadáveres torcidos en ondas bizantinas. Nada por quien morir, sino es por el deseo de desprendernos al fin de nuestro valor audaz.
Íbamos aplastando contra el umbral de las casas a los perros guardianes, que quedaban estrujados bajo nuestros neumáticos quemantes como un cortafuegos. La Muerte acariciada me salía a cada viraje para ofrecerme gentilmente la mano, y en seguida se tendía a ras de tierra con su ruido de mandíbulas estridentes, reflejando sus miradas en el fondo de los charcos.

-¡Salgamos de la Sabiduría como de una horrorosa llaga y entremos, como frutas coloreadas de orgullo, en la boca inmensa del viento! ¡Démonos como manjar a lo desconocido, no por desesperación, sino sencillamente para enriquecer las reservas insondables de lo absurdo!
Dichas estas palabras, viré bruscamente sobre mí mismo con la rabiosa embriaguez de los perrillos que se muerden la cola, y he aquí que, súbitamente, dos ciclistas me obstruyeron el paso titubeando ante mí como dos razonamientos persuasivos y sin embargo contradictorios. ¡Un fastidio! ¡Puah! Yo viré en corto, disgustado, y di de refilón en un gran bache.
¡Oh, fosa maternal medio llena de agua fangosa! He saboreado a boca llena el cieno fortificante que me recuerda el santo pezón negro de mi nodriza sudanesa.
Cuando enderecé mi cuerpo fangoso y maloliente, sentí el hierro rojo de la alegría cosquilleándome deliciosamente el corazón.
Una multitud de pescadores de caña y de naturalistas gotosos estaba sobrecogida de espanto alrededor del milagro.
Con un anhelo desconocido elevaron muy altos enormes gavilanes de hierro para pescar mi automóvil, semejante a un tílburi atollado.
Emergió el auto lentamente de la fosa, llena su carroserie de cieno e impoluto su interior.
Se creyera muerto a mi tílburi; pero yo le desperté con una sola caricia sobre su dorso potente, y hele ya resucitado corriendo a toda su velocidad.
Entonces, el rostro enmascarado con el buen hollín de las fábricas, lleno de escorias de metal, de sudores sobrantes y de azul los brazos agitados como una bandera, entre lamentos de prudentes pescadores de caña y de naturalistas maltrechos, lanzamos nuestro primer Manifiesto a todos los hombres fuertes de la tierra:


1. Queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y la temeridad.


2. Los elementos esenciales de nuestra poesía serán el valor, la audacia y la rebelión.


3. Puesto que la literatura ha glorificado hasta hoy la inmovilidad pensativa, el éxtasis y el sueño, nosotros pretendemos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso gimnástico, el salto peligroso, el puñetazo y la bofetada.


4. No tenemos inconveniente en declarar que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una nueva belleza: la belleza de la velocidad. Un automóvil de carrera, con su caja adornada de gruesos tubos que se dirían serpientes de aliento explosivo...un automóvil de carrera, que parece correr sobre la metralla, es más hermoso que la Victoria de Samotracia


5. Queremos cantar al hombre que domine el volante cuya espiga ideal atravieza la tierra, lanzada en el circuito de su órbita.


6. Es preciso que el hombre se desarrolle con calor, energía y prodigalidad para aumentar el fervor entusiasta de los elementos primordiales.


7. Ya no hay belleza más que en la lucha ni obras maestras que no tengan un carácter agresivo. La poesía debe ser un violento asalto contras las fuerzas desconocidas para hacerlas rendirse ante el hombre.


8. Estamos sobre el promontorio más alto de los siglos...¿Por qué mirar atrás, desde el momento en que nos es necesario romper los velos misteriosos de lo Imposible? El Tiempo y el Espacio han muerto ayer. Vivimos ya en lo absoluto, puesto que hemos creado la eterna velocidad omnipresente.


9. Queremos glorificar la guerra -única higiene del mundo-, el militarismo, el patriotismo, la acción destructora de los anarquistas, las hermosas Ideas que matan y el desprecio a la mujer.


10. Deseamos demoler los museos y las bibliotecas, combatir la moralidad y todas las cobardías oportunistas y utilitarias.


11. Cantaremos a las grandes multitudes agitadas por el trabajo, el placer o la rebeldía; a las resacas multicolores y polifónicas de las revoluciones en las capitales modernas; a la vibración nocturna de los arsenales y las minas bajo sus violentas lunas eléctricas, a las glotonas estaciones que se tragan serpientes fumadoras; a las fábricas colgadas de la nubes por las maromas de sus humos; a los puentes como saltos de ginmastas tendidos sobre el diabólico cabrillear de los ríos bañados por el sol; a los paquebots aventureros husmeando el horizonte; a las locomotoras de amplio petral que piafan por los rieles cual enormes caballos de acero embridados por largos tubos, y al vuelo resbaladizo de los aeroplanos, cuya hélice tiene chirridos de bandera y aplausos de multitud entusiasta.


Lanzamos en Italia este Manifiesto de violencia arrebatadora e incendiaria, basado en el cual fundamos hoy el FUTURISMO, porque queremos librar a nuestro país de su gangrena de profesores, de arqueólogos, de cicerones y de anticuarios.
Italia ha sido durante muchos años la bolsa de los chamarileros, y nosotros queremos desembarazarla de sus museos innumerables, que la cubren de innumerables cementerios.
¡Museos, cementerios!...Idénticos verdaderamente en su siniestra promiscuidad de cuerpos que no se conocen. Dormitorios públicos donde se duerme para siempre junto a otros seres odiados o desconocidos. Ferocidad recíproca de los pintores y de los escultores, destruyéndose mutuamente a líneas y pinceladas en el mismo museo.
Admitimos que se haga a estas necrópolis una visita anual...como va a verse anualmente a los muertos queridos, y hasta concebimos que se ofrenden flores a los pies de La Gioconda una vez al año...¡Pero ir a pasear a diario por los museos nuestras tristezas, nuestros pobres arrestos y nuestra inquietud, no lo admitimos!...¿Es que queréis envenenaros? ¿Es que queréis pudriros?
¿Qué puede encontrarse en un cuadro antiguo más que la contorsión penosa del artista esforzándose por romper las barreras infranqueables a su deseo de expresar su ensueño íntegro? Admirar un cuadro antiguo es verter nuestra sensibilidad en una urna funeraria, en lugar de lanzarla hacia adelante con ademán violento de creación y acción. ¿Queréis, pués, disipar vuestras mayores energías en una admiración inútil al pasado, de la cual habríais de salir forzosamente agotados, empequeñecidos y rendidos?
En verdad que el frecuentar a diario los museos, las bibliotecas y las academias -¡esos cementerios de esfuerzos perdidos, esos calvarios de ensueños crucificados, esos registros de impulsos rotos!...-es para los artistas lo que la tutela prolongada de los padres para los jóvenes inteligentes, ebrios de talento y voluntad ambiciosa.
En los moribundos, los inválidos y los presos podrían pasar aún. Para ellos la admiración al pasado es un bálsamo a sus heridas, desde el momento en que les está vedado el porvenir...¡Pero no para nosotros los jóvenes, los fuertes y los vivos futuristas!
¡Adelante los buenos incendiarios de dedos carbonizados! ¡Aquí!¡Aquí!¡Quemad con el fuego de vuestros rayos las bibliotecas! ¡Desviad el curso de los canales para inundar los sótanos de los museos! ¡Que naden aquí y allá los lienzos gloriosos! ¡Mano a las piquetas y a los martillos! ¡Socavad los cimientos de las ciudades venerables!
Los más viejos de nosotros tienen treinta años; tenemos, pues, diez años por lo menos para llevar a cabo nuestra tarea. Cuando tengamos cuarenta años, que nos echan los más jóvenes y valerosos al cesto de los papeles, como manuscritos inútiles...Vendrán contra nosotros desde muy lejos, desde todas partes, saltando con la cadencia ligera de sus primeros poemas, cogiendo el aire con sus dedos crispados, y husmeando, a las puertas de las academias, el buen olor de nuestros espíritus putrefactos, prometidos ya a las catacumbas de las bibliotecas.
Pero no estaremos allí entonces. Nos encontrarán finalmente una noche de invierno, en pleno campo, bajo un triste hangar batido por la lluvia monótona, acurrucados junto a nuestros aeroplanos trepidantes, en vías de calentar nuestras manos en el miserable fuego que harán nuestros actuales libros llameando bajo el resplandeciente vuelo de sus imágenes.
Nos rodearán, jadeantes de angustia y de despecho, y exasperados por nuestro orgulloso valor infatigable, se lanzarán sobre nosotros a matarnos, tanto más ensoberbecidos cuanto que su corazón rebozará de admiración y amor hacia nosotros. Y la fuerte y la sana Injusticia brillará radiosamente en sus miradas. Así, el arte no puede ser más que violencia, crueldad e injusticia.
Los más viejos de nosotros tienen treinta años, y sin embargo, ya hemos derrochado tesoros, tesoros de fuerza, de amor, de valor y de áspera voluntad, a toda prisa, delirantes, sin cuento, hasta perder el aliento.
¡Y miradnos! No estamos jadeantes; nuestro corazón no siente la menor fatiga, porque se ha alimentado de fuego, de odio, de velocidad... ¿Os extraña? Es porque no sabéis lo que es vencer. ¡De pie en la cima del mundo, lanzamos aún una vez más el reto a las estrellas!
¿Vais a objetarnos?...¡Basta, basta! Conozco vuestras objeciones. Sin embargo, sabemos lo que nuestra embustera inteligencia nos afirma. "No somos -dice- más que el resumen y la prolongación de nuestros antecesores". ¡Tal vez!...¿Pero qué importa, si no queremos oirlo?...Guardaos de repetir esas infames palabras y alzad bien la cabeza.

¡De pie en la cima del mundo, lanzamos aún una vez más el reto a las estrellas!

F.T.MARINETTI







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Publicado por Le Figaro, el 20 de febrero de 1909

Primer Manifiesto del Surrealismo


Tanto de fe en la vida, en la vida en su aspecto mas precario, en la vida real naturalmente, que al fin esta fe acaba por desaparecer. El hombre, soñador sin remedio al sentirse de dia en dia mas descontento con su sino, examinar con dolor los objetos que le han enseñado a utilizar, y que ha obtenido a traves de su indiferencia o de su interes, casi siempre a traves de su interes, ya que ha consentido someterse al trabajo, o por lo menos no se ha negado a aprovechar las oportunidades.... ¡Lo que el llama oportunidades!. Cuando llega este momento, el hombre es profundamente modesto: sabe como son las mujeres que ha poseido, sabe como fueran las risibles aventuras que emprendio, la riqueza y la pobreza nada le importan, y en este aspecto vuelve a ser como un niño recien nacido; y en cuanto se refiere a la aprobacion de su conciencia moral, reconozco que puede prescindir de ella sin grandes dificultades. Si le queda un poco de lucidez, no tiene mas remedio que dirigir la vista hacia atras, hacia su infancia que siempre le parecera maravillosa, por mucho que los cuidados de sus educadores la hayan destrozado. En la infancia, la ausencia de toda norma conocida ofrece al hombre la perspectiva de multiples vidas vividas al mismo tiempo; el hombre hace suya esta ilusion, solo le interesa la facilidad momentanea, extremada, que todas las cosas ofrecen. Todas las mañanas, los niños inician su camino sin inquietudes. Todo esta al alcance de la mano, las peores circunstancias parecen excelentes. Luzca el sol o este negro el cielo, siempre seguiremos adelante jamas dormiremos.

Pero no se llega muy lejos a lo largo de este camino; y no se trata solamente de una cuestion de distancia. las amenazas se acumulan, se cede, se renuncia a una parte del terreno que se debia conquistar. Aquella imaginacion que no reconocia limite alguno, ya no puede ejercerse sino dentro de los limites fijados por las leyes de un utilitarismo convencional; la imaginacion no puede cumplir mucho tiempo esta funcion subordinada, y cuando alcanza aproximadamente la edad de veinte años prefiere, por lo general, abandonar al hombre a su destino de tinieblas.

Pero si mas tarde le hombre, fuere por lo que fuere, intenta enmendarse al sentir que poco van desapareciendo todas las razones para vivir, al ver que se ha convertido en un ser incapaz de estar a la altura de una situacion excepcional, cual la del amor, dificilmente lograra su proposito. Y ello es asi por cuanto el hombre se ha entregado en cuerpo y alma al imperio de unas necesidades practicas que no toleran el olvido. todos sus actos careceran de altura; todas sus ideas, de profundidad. De todo cuanto le ocurra o cuanto pueda llegar a ocurrirle, solamente vera aquel aspecto del acontecimiento que lo liga a una multitud de acontecimientos parecidos, acontecimientos en los que no ha tomado parte, acontecimientos que se ha perido. Mas aun, juzgara cuanto le ocurra o pueda ocurrirle poniendolo en relacion con uno de aquellos acontecimientos ultimos, cuyas consecuencias sean mas tranquilizadoras que las de los demas. Bajo ningun pretexto sabra percibir su salvacion.

Aamada imaginacion, lo que mas amo en ti es que jamas perdonas.

Unicamente la palabra libertad tiene el poder de exaltarme. Me parece justo y bueno mantener indefinidamente este viejo fanatismo humano. Sin duda alguna, se basa en mi unica aspiracion legitima. Pese a tantas y tantas desgracias como hemos heredado, es preciso reconocer que se nos ha legado una libertad espiritual suma. A nosotros corresponde utilizarla sabiamente. Reducir la imaginacion a la esclavitud, cuando a pesar de todo quedara esclavizada en virtud de aquello que con grosero criterio se denomina facilidad, es despojar a cuanto uno encuentra en lo mas hondo de si mismo del derecho a la suprema justicia. Tan solo la imaginacion me permite llegar a saber lo que puede llegar a ser, y esto basta para mitigar un poco su terrible condena; y esto basta tambien para que me abandone a ella, sin miedo al engaño. ¿En que punto comienzo la imaginacion a ser pernicisoa y en que punto deja de existir al seguridad del espiritu? ¿Para el espiritu, acaso la posibilidad de errar no es sino una contingencia del bien?.

Queda la locura, "la locura que solemos recluir", como muy bien se ha dicho. Esta locura o la otra...... Todos sabemos que los locos son internados en razon de un reducido numero de actos juridicamente reprobables, y que, en ausencia de estos actos, su libertad.... no seria puesta en tela de juicio. Estoy plenamente dispuesto a reconocer que los locos son, en cierta medida, victimas de su imaginacion, en el sentido de que esta les induce a quebrantar ciertas reglas, reglas cuya transgresion define la calidad del loco, lo cual todo ser humano ha de procurar saber por su propio bien. Sin embargo, la profunda indiferencia de que los locos dan muestras con respecto a la critica de que les hacemos objeto, por no hablar ya de las diversas correciones que les infligimos, permite suponer que su imaginacion les proporciona grandes consuelos, que gozan de su delirio lo suficiente para soportar que tan solo tenga validez para ellos. Y, en realidad, las alucinaciones, las visiones, etcetera, no son una fuente de placer despreciable. La sensualidad mas culta goza con ella, y me consta que muchas noches acariciaria con gusto aquella linda mano que, en las ultimas paginas de la Intelligence, de Taine, se entrega a tan curiosas fechorias. Me pasaria la vida entera dedicado a provocar las confidencias de los locos. Son gente de escrupulosa honradez, cuya inocencia tan solo se puede comparar a la mia. Para poder descubrir America, Colon tuvo que iniciar el viaje en compañia de locos. y ahora podeis ver que aquella locura dio frutos reales y duraderos.

No sera el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginacion.

Despues de haber instruido proceso a la actitud materialista, es imperativo instruir proceso a la actitud realista. Aquella, mas poetica que ésta, desde luego, presupone en el hombre un orgullo ciertamente monstruoso, pero no comporta una nueva y mas completa frustracion. Es conveniente ver ante todo en dicha escuela una bienhechora reaccion contra ciertas risibles tendencias del espiritualismo. Y, en fin, la actitud materialista no es incompatible con cierta elevacion intelectual.

Contrariamente, la actitud realista, inspirada en el positivismo, desde Santo Tomas a Anatole France, me parece hostil a todo genero de elevacion intelectual y moral. Le tengo horror por considerarla resultado de la mediocridad, del odio y de vacios sentimientos de suficiencia. Esta actitud es la que ha engendrado en nuestros dias esos libros ridiculos y esas obras teatrales insultantes. Se alimenta incesantemente de las noticias periodisticas, y traiciona a la ciencia y al arte, al buscar halagar al publico en sus gustos mas rastreros; su claridad roza la estulticia, y esta a altura perruna.

Esta actitud llega a perjudicar la actividad de las mejores inteligencias, ya que la ley del minimo esfuerzo termina por imponerse a éstas, al igual que a las demas. Una consecuencia ridicula de dicho estado de cosas estriba, en el terreno de la literatura, en la abundancia de novelas. Todos ponen a contribucion sus pequeños dotes de "observacion".

A fin de proceder a asilar los elementos esenciales, Paul Valery propuso recientemente la formacion de una antologia en la que se reuniera el mayor numero posible de novelas primerizas cuya insensatez esperaba alcanzase altas cimas. En esta antologia tambien figurarias obras de los autores mas famosos. Esta es una idea que honra a Paul Valery, quien no hace mucho me aseguraba, habalndome del genero novelistico, que siempre se negaria a escribir la siguiente frase: la marquesa salio a las cinco. Pero, ¿Ha cumplido la palabra dada?.

Si reconocemos que el estilo puro y simplemente informativo, del que la frase antes citada constituye un ejemplo, es casi exclusivo partimonio de la novela, sera preciso reconocer tambien que sus autores no son expresivamente ambiciosos. El caracter circunstanciado, inutilmente particularista, de cada una de sus observaciones me induce a sospechar que tan solo pretenden divertirse a mis expensas. No me permiten tener siquiera la menor duda acerca de los personajes: ¿Sera este personaje rubio o moreno? ¿Como se llamara? ¿Le conoceremos en verano...? Todas estas interrogantes quedan resueltas de una vez para siempre, a la buena de Dios; no me queda mas libertad que la de cerrar el libro, de lo cual no suelo privarme tan pronto llego a la primera pagina de la obra, mas o menos. ¡Y las descripciones! En cuanto a vaciedad, nada hay que se les pueda comparar; no son mas que superposiciones de imagenes de catalogo, de las que el autor se sirve sin limitacion alguna, y aprovecha la ocasion para poner bajo mi vista sus tarjetas postales, buscando que juntamente con el fije mi atencion en los lugares comunes que me ofrece:

"La pequeña estancia a la que hicieron pasar al joven tenia las paredes cubiertas de papel amarillo; en las ventanas habia geranios y estaban cubiertas con cortinas de muselina; el sol poniente lo iluminaba todo con su luz cruda. En la habitacion no habia nada digno de ser destacado. Los muebles de madera blanca eran muy viejos. Un divan de alto respaldo inclinado, ante el divan una mesa de tablero ovalado, un lavabo y un espejo adosados a un entrepaño, unas cuantas sillas arrimadas a las paredes, dos o tres grabados sin valor que representaban a unas señoritas alemanas con pajaros en las manos... A eso se reducia el mobiliario".

No estoy dispuesto a admitir que la inteligencia se ocupe, siquiera de paso, de semejantes temas. Habra quien diga que esta parvularia descripcion esta en el lugar que le corresponde, y que en este punto de la obra el autor tenia sus razones para atormentarme. Pero no por eso dejo de perder el tiempo, porque yo en ningun momento he penetrado en tal estancia. La pereza, la fatiga de los demas no me atraen. Creo que la continuidad de la vida ofrece altibajos demasiado contrastados para que mis minutos de depresion y debilidad tengan el mismo valor que mis mejores minutos. Quiero que la gente se calle tan pronto deje de sentir. Y quede bien claro que no ataco la falta de originalidad por la falta de originalidad. Me he limitado a decir que no dejo constancia de los momentos nulos de mi vida, y que me parece indigno que haya hombres que expresen los momentos que a su juicio son nulos. Permitidme que me salte la descripcion arriba reproducida, asi como muchas otras.

Y ahora llegamos a la psicologia, tema sobre el que no tendre el menor empacho en bromear un poco.

El autor coge un personaje, y tras haberlo descrito, hace peregrinar a su heroe a lo largo y ancho del mundo. Pase lo que pase, dicho heroe, cuyas acciones y reacciones han sido admirablemente previstas, no debe comportarse de un modo que discrepe, aunque parezca discrepar, de los calculos de que ha sido objeto. Aunque el oleaje de la vida cause la impresion de elevarlo, de revolcarlo, de hundirlo el personaje siempre sera aquel tipo humano previamente formado.

Se trata de una simple partida de ajedrez que no despierta mi interes, porque el hombre, sea quien sea, me resulta un adversario de escaso valor. Lo que no puedo soportar son esas lamentables disquisiciones referentes a tal o cual jugada, cuando ello no comporta ganar ni perder. Y si el viaje no merece las alforjas, si la razon objetiva deja en el mas terrible abandono a quien la llama en su ayuda, ¿no sera mejor prescindir de tales disquisiciones?. "La diversidad es tan amplia que en ella caben todos los tonos de voz, todos los modos de andar, de toser, de sonarse, de estornudar...." "Si un racimo de uvas no contiene dos granos semejantes, ¿a santo de que describir un grano en representacion de otro, un grano en representacion de todos, un grano que, en virtud de mi arte, resulte comestible?. La insoportable mania de equiparar lo desconocido, a lo clasificable domina todos los cerebros. El deseo de analisis impera sobre los sentimientos". De ahi nacen largas exposiciones cuya fuerza persuasiva radica tan solo en su propio absurdo, y que tan solo logran imponerse al lector mediante el recurso a un vocabulario abstracto, bastante vago, ciertamente.

Si con ello resultara que las ideas generales que la filosofia se ha ocupado de estudiar, hasta el presente momento, presentasen definitivamente en un ambito mas amplio, yo seria el primero en alegrarme. Pero no es asi, y todo queda reducido a un simple discreteo; por el momento, los rasogs de ingenio y otras galanas habilidades, en vez de dedicarse a juegos inocuos consigo mismas, ocultan a nuestra vision, en la mayoria de los casos, el verdadero pensamiento que, a su vez, se busca a si mismo. Creo que todo acto lleva en si su propia justificacion, por lo menos en cuanto respecta a quien ha sido capaz de ejecutarlo, creo que todo acto esta dotado de un poder de irradiacion de luz al que cualquier glosa, por ligera que sea, siempre debilitara. El solo hecho de que un acto sea glosado determina que, en cierto modo, este acto deje de producirse. El adorno del comentario ningun beneficio produce al acto. Los personajes de Stendhal quedan aplastados por las apreciaciones del autor, apreciaciones mas o menos acertadas, pero que en nada contribuyan a la mayor gloria de los personajes, a quienes verdaderamente descubriremos en el instante en que escapan del poder de Stendhal.

Todavia vivimos bajo el imperio de la logica y precisamente a eso queria llegar. Sin embargo, en nuestros dias, los procedimientos logicos tan solo se aplican a la resolucion de problemas de interes secundario. La parte de racionalismo absoluto que todavia sigue en boga solamente pueden aplicarse a hechos estrechamente ligados a nuestra experiencia. Contrariamente, las finalidades de orden puramente logico quedan fuera de su alcance. Huelga decir que la propia experiencia esta confinada en una jaula, en cuyo interior da vueltas y vueltas sobre si misma, y de la que cada vez es mas dificil hacerla salir. La logica tambien se basa en la utilidad inmediata, y queda protegida por el sentido comun. So pretexto de civilizacion, con la excusa del progreso, se ha llegado a desterrar del reino del espiritu cuando pueda calificarse, con razon o sin ella, de supersticion o quimera; se ha llegado a proscribir todos aquellos modos de ivnestigacion que no se conformen con los usos imperantes. Al parecer, tan solo al azar se debe que recientemente se haya descubierto una parte del mundo intelectual que, a mi juicio, es con mucho la mas importante, y que se pretendia relegar al olvido. A este respecto debemos reconocer que los descubrimientos de Freud han sido de decisiva importancia. Con base en dichos descubrimientos, comienza al fin a perfilarse una corriente de opinion, a cuyo favor podra el explorador avanzar y llevar sus investigaciones a mas lejanos territorios, al quedar autorizado a dejar de limitarse unicamente a las realidades mas someras. Quiza haya llegado el momento en que la imaginacion este proima a volver a ejercer los derechos que le corresponden. Si las profundidades de nuestro espiritu ocultan extrañas fuerzas capaces de aumentar aquellas que se advierten en la superficie, o de luchar victoriosamente contra ellas, es del mayor interes captar estas fuerzas, captarlas ante todo para, a continuacion someterlas al dominio de nuestra razon, si fera procedente. Con ello, incluso los propios analistas no obtendran sino ventajas. Con ello, incluso los propios analistas no obtendran sino ventajas. Pero es conveniente observar que no se ha ideado ningun metodo a priori para llevar a cabo la anterior empresa, la cual, mientras no se demuestre lo contrario, puede ser competencia de los poetas al igual que de los sabios, y que el exito no depende de los caminos mas o menos caprichosos que se sigan.

Con toda justificacion Freud ha proyectado su labor critica sobre los sueños, ya que, efectivamente, es inadmisible que esta importante parte de la actividad psiquica haya merecido, por el momento, tan escasa atencion. y ello es asi por cuanto el pensamiento humano, por lo menos desde el instante del nacimiento del hombre hasta su muerte, no ofrece solucion de continuidad algunas, y la suma total de los momentos de sueño, desde un punto de vista temporal, y considerando solamente el sueño puro, el sueño de los periodos en que el hombre duerme, no es inferior a la suma de los momentos de realidad, o, mejor dicho, de los momentos de vigilia.

La extremada diferencia, en cuanto a importancia y gravedad, que para el observador ordinario existe entre los acontecimientos en estado de vigilia y aquellos correspondientes al estado de sueño, siempre ha sido sorprendente. Asi es debido a que el hombre se convierte, principalmente cuando deja de dormir, en juguete de su memoria, que, en el estado normal, se complace en evocar muy debilmente las circunstancias del sueño, en privar a este de toda trascendencia actual, y en situar el unico punto de referencia del sueño en el instante en que el hombre cree haberlo abandonado, unas cuantas horas antes, en el instante de aquella esperanza o de aquella preocupacion interior. El hombre, al despertar, tiene la falsa idea de reemprender algo que vale la pena. Por esto, el sueño queda relegado al interior de un parentesis, igual que la noche. Y, en general, el sueño, al igual que la noche, se considera irrelevante. Este singular estado de cosas me induce a algunas reflexiones, a mi juicio oportunas:

  1. Dentro de los limites en que se produce (o se cree que se produce), el sueño es, segun todas las apariencias, continuo, y presenta indicios de organizacion o estructura. Unicamente la memoria se arroga el derecho de imponerle lagunas, de no tener en cuenta las transiciones, y de ofrecernos antes una serie de sueños que el sueño propiamente dicho. Del mismo modo, unicamente tenemos una representacion fragmentaria de las realidades, representacion cuya coordinacion depende de la voluntad. Aqui es importante señalar que nada puede justificar el proceder a una mayor dislocacion de los elementos constitutivos del sueño. Lamento tener que expresarme mediante unas formulas que, en principio, excluyen el sueño. ¿Cuando llegara, señores logicos, la hora de los filosofos durmientes?.

Quisiera dormir para entregarme a los durmientes, del mismo modo que me entrego a quienes me leen, con los ojos abiertos, para dejar de imponer, en esta materia, el ritmo consciente de mi pensamiento.

Acaso mi sueño de la ultima noche sea continuacion del sueño de la precedente, y prosiga, la noche siguiente, con un rigor harto pausible. Es muy posible, como suele decirse. Y habida cuenta de que no se ha demostrado en modo alguno que al ocurrir lo dicho la "realidad" que me ocupa subsista en el estado de sueño, que este oscuramente presente en una zona ajena a la memoria, ¿por que razon no he de otorgar al sueño aquello que a veces niego a la realidad, este valor de certidumbre que, en el tiempo en que se produce, no queda sujeto a mi escepticismo? ¿Por que no espero de los indicios del sueño mas de lo que espero de mi grado de conciencia, de dia en dia mas elevado? ¿No cabe acaso emplear tambien el sueño para resolver los problemas fundamentales de la vida? ¿Estas cuestiones son las mismas tanto en un estado como en el otro, y, en el sueño, tienen ya el caracter de tales cuestiones? ¿Conlleva el sueño menos sanciones que cuanto no sea sueño? Envejezco, y quiza sea el sueño, antes que esta realidad a la que creo ser fiel, y quiza sea la indiferencia con que contemplo el sueño, lo que me hace envejecer.

  1. Vuelvo, una vez mas, al estado de vigilia. Estoy obligado a considerarlo como un fenomeno de interferencia. Y no solo ocurre que el espiritu de muestras, en estas condiciones, de una extraña tendencia a la desorientacion (me refiero a los lapsos y malas interpretaciones de todo genero, cuyas causas secretas comienzas a sernos conocidas), sino que, lo que es mas, parece que el espiritu, en su funcionamiento normal, se limite a obedecer sugerencias procedentes de aquella noche profunda de la que yo acabo de extraerle. Por muy bien condicionado que éste, el equilibrio del espiritu es siempre relativo. El espiritu apenas se atreve a expresarse y, caso de que lo haga, se limita a constatar que tal ideal, tal mujer, le hace efecto. Es incapaz de expresar de que clase de efecto se trata, lo cual unicamente sirve para darnos la medida de su subjetivismo. Aquella idea, aquella mujer, conturban al espiritu, le inclinan a no ser tan rigido, producen el efecto de aislarle durante un segundo del disolvente en que se encuentra sumergido, de depositarle en el cielo, de convertirle en el bello precipitado que es. Carente de esperanzas de hallar las causas de lo anterior, el espirirtu recurre al azar, divinidad mas oscura que cualquier otra, a la que atribuye todos sus extravios. ¿Y quien podra demostrarme que la luz bajo la que se presenta esa idea que impresiona al espiritu, bajo la que advierte aquello que mas ama en los ojos de aquella mujer, no sea precisamente el vinculo que le une al sueño, que le encadena a unos presupuestos basicas que, por su culpa, ha olvidado? ¿Y si no fuera asi, de que seria el espiritu capaz? Quisiera entregarle la llave que le permitiera penetrar en estos pasadizos.

  2. El espiritu del hombre que sueña queda plenamente satisfecho con lo que sueña. La angustiante incognita de la posibilidad deja de formularse. Mata, vuela mas deprisa, ama cuanto quieras. Y si mueres, ¿acaso no tienes la certeza de despertar entre los muertos? Dejate llevar, los acontecimientos no toleran que los difieras. Careces de nombre. Todo es de una facilidad preciosa.

Me pregunto que razon, razon muy superior a la otra, confiere al sueño este aire de naturalidad, y me induce a acoger a la otra, confiere al sueño este aire de naturalidad, y me induce a acoger sin reservas en el momento en que escribo. Sin embargo, he de creer el testimonio de vista, de mis oidos; aquel dia tan hermoso existio, y auqel animal hablo.

La dureza del despertar del hombre, lo subito de la ruptura del encanto se debe a que se le ha incluido a formarse una debil idea de lo que es la expiacion.

  1. En el instante en que el sueño sea objeto de un examen metodico o en que, por medios aun desconocidos, lleguemos a tener conciencia del sueño en toda su integridad (y esto implica una disciplina de la memoria que tan solo se puede lograr en el curso de varias generaciones, en la que comenzaria por registrar ante todos los hechos mas destacados), o en que su curva se desarrolle con una regularidad y amplitud hasta el momento desconocidas, cabra esperar que los misterios que dejen de serlo nos ofrezcan la vision de un gran Misterio. Creo en la futura armonizacion de estos dos estados, aparentemente tan contradictorios, que son el sueño y la realidad, en una especie de realidad absoluta, en una sobrerrealidad o surrealidad, si asi se la puede llamar. Esta es la conquista que pretendo, en la certeza de jamas conseguirla, pero demasiado olvidadizo de la perspectiva de la muerte para privarme de anticipar un poco los goces de tal posesion.

Se cuenta que todos los dias, en el momento de disponerse a dormir, Saint-Pol_Roux hacia colocar en la puerta de su mansion de Camaret un cartel en el que se leia: EL POETA TRABAJA.

Habria mucho que añadir sobre este tema, pero tan solo me he propuesto tocarlo ligeramente y de pasada, ya que se trata de algo que requiere una exposicion muy larga y mucho mas rigurosa; mas adelante volvere a ocuparme de él. En la presente ocasion, he escrito con el proposito de hacer justicia a lo maravilloso, de situar en su justo contexto este odio hacia lo maravilloso que ciertos hombres padecen, este ridiculo que algunos pretenden atribuir a lo maravilloso. Digamoslo claramente: lo maravilloso es siempre bello, todo lo maravilloso, sea lo que fuere, es bello, e incluso debemos decir que solamente lo maravilloso es bello.

En el ambito de la literatura unicamente lo maravilloso puede dar vida a las obras pertenecientes a generos inferiores, tales como el novelistico y, en general, todos los que sirven de la anecdota. El monje, de Lewis, constituye una admirable demostracion de lo anterior. El soplo de lo maravilloso penetra en la obra enetera. Mucho antes de que el autor haya liberado a sus personajes de toda servidumbre temporal, se nota que estan prestos a actuar con un orgullo carente de precedentes. Aquella pasion de eternidad que les eleva incesantemente de acentos inolvidables a su tortura y a la mia. A mi entender, este libro exalta ante todo, desde el principio al fin, y de la manera mas pura que jamas se haya dado, cuanto en el espiritu aspira a elevarse del suelo; y esta obra, una vez despojada de su fabulacion novelesca, de moda en la epoca en que fue escrita, constituye un ejemplo de justeza y de inocente grandeza. A mi juicio son pocas las obras que la superan, y el personaje de Mathilde, en especial, es la creacion mas conmovedora que cabe anotar en las partidas del activo de aquella moda de figuracion en la literatura. Mathilde no es tanto un personaje cuanto una constante tentacion. Y si un personaje no es una tentacion, ¿que otra cosa puede ser? Extremada tentacion la de Mathilde. El principio "nada es imposible para quien quiere arriesgarse" tiene en el monje su maxima fuerza de convicción. Las apariciones ejercen en esta obra una funcion logica, por cuanto el espiritu critico no se preocupa de desmentirlas. Del mismo modo, el castigo de Ambrosio queda tratado de manera plenamente legitima, ya que a fin de cuentas es aceptado por el espiritu critico como un desenlace natural.

Quiza parezca injustificado que haya empleado el anterior ejemplo, al referirme a lo maravilloso, cuando las literaturas nordicas y las orientales se han servido de él, constantemente, por no hablar ya de las literaturas propiamente religiosas de todos los paises. Sin embargo, si asi lo he hecho, ello se debe a que los ejemplos que estas literaturas hubieran podido proporcionarme estan plagados de puerilidades, ya que se dirigen a niños. En un principio estos no pueden percibir lo maravilloso, y despues no conservar la suficiente virginidad espiritual para que Piel de asno les produzca demasiado placer. Por encantadores que sean los cuentos de hadas, el hombre se sentiria frustrado si tuviera que alimentarse solo con ellos, y por otra parte, reconozco que no todos los cuentos de hadas son adecuados para los adultos. La trama de adorables inverosimilitudes exige una mayor finura espiritual que la propia de muchos adultos, y una ha de ser capaz de esperar todavia mayores locuras... Pero la sensibilidad jamas cambia radicalmente. El miedo, la atraccion sentida hacia lo insolito, el azar, el amor al lujo, son recursos que nunca se utilizaran esterilmente. Hay muchos cuentos que escribir con destino a los mayores, cuentos que todavia son casi de hadas.

Lo maravilloso no es igual en todas las epocas; lo maravilloso participa oscuramente de cierta clase de revelacion general de la que tan solo percibimos los detalles; estos son las ruinas romanticas, el maniqui moderno, o cualquier otro simbolo susceptible de conmover la sensiblidad humana durante cierto tiempo. Sin embargo, en estos cuadros que nos hacen sonreir se refleja siempre la irremediable inquietud humana, y por esto he fijado mi atencion en ellos, ya que los estimo inseparablemente unidos a ciertas producciones geniales que estan mas dolorosamente influidas por aquella inquietud que muchas otras obras. y al decirlo, pienso en los patibulos de Villon, en los griegos de Racine, en los divanes de Baudelaire. Coinciden con un eclipse del buen gusto que puedo soportar muy bien, por cuanto considero que el buen gusto es una formidable lacra. En el ambiente de mal gusto propio de mi epoca, me esfuerzo en llegar mas lejos que cualquier otro.

Si hubiese vivido en 1820, yo habria hablado de la "monja ensangrentada" y no habria ahorrado aquel astuto y trivial "disimulemos" de que habla el Cousin enamorado de la parodia, y habria utilizado las gigantescas metaforas en todas las fases, como Cousin dice, del curso del "disco plateado". En los presentes dias pienso en un castillo, la mitad del cual no ha de encontrarse forzosamente en runas; este castillo es mio, y lo veo situado en un lugar agreste, no muy lejos de Paris. Las dependencias de este castillo son infinitas, y su interior ha sido terriblemente restaurado, de modo que no deja nada que desear en cuanto se refiere a comodidades. Ante la puerta que las sombras de los arboles ocultan hay automoviles que esperan. Algunos de mis amigos viven en el: ahi va Louis Aragon, que abandona el castillo y apenas tiene tiempo para deciros adios; Philippe Soupault se levanta con las estrellas y Paul Eluard, nuestro gran Eluard, todavia no ha regresado. Ahi estan Robert Desnos y Roger Vitrac, que descifran en el parque un nuevo edicto sobre los duelos; y Georges Auric y Jean Paulhan; Max Morise, quien tan bien rema, y Benjamin Peret, con sus ecuaciones de pajaros; y Joseph Delteil; y Jean Carrive; y Georges Limboru, y Georges Limbour (hay un bosque de Georges Limbour); y Marcel Noll; he ahi a T. Fraenkel, quien nos saludo desde un globo cautivo, Georges Malkine, Antonin Artaud, Francis Gerard, Pierre Naville, J. A. Boiffard, despues Jacques Baron y su hermano, apuestos y cordiales, y tantos otros, y mujeres de arrebatador belleza, de verdad. A esa gente joven nada se le puede negar, y, en cuanto concierne a la riqueza, sus deseos son ordenes. Francis Picabia nos visita, y, la semana pasada, hemos dado una recpecion a un tal Marcel Duchamp, a quien todavia no conociamos. Picasso caza por los alrededores. El espiritu de la desamortizacion ha fijado su domicilio en el castillo, y a el recurrimos todas las veces que tenemos que entrar en relacion con nuestros semejantes, pero las puertas estan siempre abiertas, y no comenzamos nuestras relaciones dando las gracias al projimo, ¿saben ustedes? Por lo demas, grande es la soledad, y no nos reunimos con frecuencia, porque, ¿acaso lo esencial no es que seamos dueños de nosotros mismos, y, tambien, señores de las mujeres y del amor?.

Se me acusara de incurrir en mentiras poeticas; todos diran que vivo en la calle Fontaine, y que jamas gozaran de tanta belleza. ¡Maldita sea! ¿Es absolutamente seguro que este castillo del que acabo de hacer los honores se reduce simplemente a una imagen? Pero, si a pesar de todo tal castillo existiera... Ahi estan mis invitados para dar fe; su capricho es el capricho luminoso que a el conduce. En verdad, vivimos en nuestra fantasia, cuando estamos en ella. ¿Y como es posbile que cada cual pueda molestar al otro, alli, protegidos por el afan sentimental, al encuentro de las ocasiones?

El hombre propone y dispone. Tan solo de él depende poseerse por entero, es decir, mantener en estado de anarquia la cuadrilla de sus deseos, de dia en dia mas temible. Y esto se lo enseña la poesia. La poesia lleva en si la perfecta compensacion de las miserias que padecemos. Y tambien puede actuar como ordenadora, por poco que uno se preocupe, bajo los efectos de una decepcion menos intima, de tomarsela a lo tragico. ¡Se acercan los tiempos en que la poseia decretara la muerte del dinero, y ella sola rompera el pan del cielo para la tierra! Habra aun asambleas en las plazas publicas, y movimientos en los que uno jamas habria pensado en tomar parte. ¡Adios, absurdas selecciones, sueños de voragine, rivalidades, largas esperas, fuga de las estaciones, artificial orden de las ideas, pendiente del peligro, tiempo omnipresente! Preoucpemonos tan solo de practicar la poesia. ¿Acaso no somos nosotros, los que ya vivimos de ella, quienes debemos hacer prevalecer aquello que consideramos nuestra mas vasta argumentacion?.

Poco importa que se de cierta desproporcion entre la anterior defensa y la ilustracion que viene a continuacion. Antes hemos intentado remontarnos a las fuentes de la imaginacion poetica, y, lo que es mas dificil todavia, quedarnos en ellas. Y conste que no pretendo haberlo logrado. Es preciso aceptar una gran responsabilidad, si uno pretende establecerse en aquellas lejanas regiones en las que, desde un principio, todo parece desarrollarse de tan mala manera, y mas todavia si se pretende llevar al projimo a ellas. De todos modos, el caso es que uno nunca esta seguro de hallarse verdaderamente en ellas. Uno siempre esta tan propicio a aburrirse como a irse a otro lugar y quedarse en él. Siempre hay una flecha que indica la direccion en que hay que avanzar para llegar a estos paises, y alcanzar la verdadera meta no depende mas que del buen animo del viajero.

Ya sabemos, poco mas o menos, el camino seguido. Tiempo atras me tome el trabajo de contar, en el curso de un estudio sobre el caso de Robert Desnos, titulado Entraa de los mediums, que me habia sentido inducido a "fijar mi atencion en frases mas o menos parciales que, en plena soledad, cuando el sueño se acerca, devienen perceptibles al espiritu, sin que sea posible descubir su previo factor determinante". Entonces intente correr la aventura de la poesia, reduciendo los riesgos al minimo, con lo cual quiero decir que mis aspiraciones eran las mismas que tengo hoy, pero entonces confiaba en la lentitud de la elaboracion, a fin de hurtarme a inutiles contactos, a contactos a los que yo era muy hostil. Esto se debia a cierto pudor intelectual, del que todavia me queda un poco. Al termino de mi vida, dificil sera, sin duda, que hable como se suele hablar, que excuse el tono de mi voz y el reducido numero de mis gestos. La perfeccion en la palabra hablada (y en la palabra escrita mucho mas) me parecia estar en funcion de la capacidad de condensar de manera emocionante la exposicion (y exposicion habia) de un corto numero de hechos, poeticos o no, que constituian la materia en que se centraba mi atencion. Habia llegado a la conviccion de que éste, y no otro, era el procedimiento empleado por Rimbaud. Con una preocupacion por la variedad, digna de mejor causa, compuse los ultimos poemas de Monte de Piedad, con lo que quiero decir que de las lineas en blanco de este libro llegue a sacar un partido increible.

Estas lineas equivalian a mantener los ojos cerrados ante unas operaciones del pensamiento que me consideraba obligado a ocultar al lector. Eso no significaba que yo hiciera trampa, sino solamente que obraba impulsado por el deseo de superar obstaculos bruscamente. Conseguia hacerme la ilusion de gozar de una posible complicidad, de la que de dia en dia me era mas dificil prescindir. Me entregue a prestar una inmoderada atencion a las palabras, en cuanto se referia al espacio que admitian a su alrededor, a sus tangenciales contactos con otras palabras prohibidas que no escribia. El poema Bosque negro deriva precisamente de este estado de espiritu. Emplee seis meses en escribirlo, y les aseguro que no descanse ni un solo dia. Pero de este poema dependia la propia estimacion en que me temia, en aquel entonces, y creo que todos comprendereis mi actitud, aun cuando no la considereis suficientemente motivada. Me gusta hacer estas confesiones estupidas. En aquellos tiempos se intentaba implantar la seudopoesia cubista, pero esta habia nacido inerme del cerebro de Picasso, y en cuanto a mi hace referencia debo decir que era considerado como un ser mas pesado que una lapida (y todavia se me considera asi). Por otra parte, no estaba seguro de seguir el buen camino, en lo referente a poesia, pero procuraba protegerme como mejor podia, enfrentandome con el lirismo, contra el que esgrimia todos genero de definiciones y formulas (no tardariasn mucho en producirse los fenomenos Dada), y pretendiendo hallar una aplicacion de la poesia a la publicidad (aseguraba que todo terminaria, no con la culminacion de un hermoso libro, sino con la de una bella frase de reclamo en pro del infierno o del cielo).

En esta epoca, un hombre que, por lo menos, era tan pesado como yo, es decir, Pierre Reverdy, escribio:

"La imagen es una creacion pura del espiritu. La imagen no puede nacer de una comparacion, sino del acercamiento de dos realidades mas o menos lejanas. Cuanto mas lejanas y justas sean las concomitancias de las dos realidades objeto de aproximacion, mas fuerte sera la imagen, mas fuerza emotiva y mas realidad poetica tenda...".

Estas palabras, un tanto sibilinas para los profanos, tenian gran fuerza reveladora, y yo las medite durante mucho tiempo. Pero la imagen se me escapaba. La estetica de Reverdy, estetica totalmente a posteriori, me inducia a conducir las causas con los efectos. En el curso de mis meditaciones, renuncie definitivamente a mi anterior punto de vista.

El caso es que una noche, antes de caer dormido, percibi, netamente articulada hasta el punto de que resultaba imposible cambiar ni una sola palabra, pero ajena al sonido de la voz, de cualquier voz, una frase harto rara que llegaba hasta mi sin llevar en si el menor rastro de aquellos acontecimientos que, segun las revelaciones de la conciencia, en aquel entonces me ocupaban, y la frase me parecio muy insistente, era una frase que casi me atreveria a decir que llamaba a la ventana. Grabe rapidamente la frase en mi conciencia, y, cuando me disponia a pasar a otro asunto, el caracter organico de la frase retuvo mi atencion. Verdaderamente, la frase me habia dejado atonito; desgraciadamente no la he conservado en la memoria, era algo asi como "Hay un hombre a quien la ventana ha partido por la mitad", pero no habia manera de interpretarla erroneamente, ya que iba acompañada de una debil representacion visual de un hombre que caminaba, partido por la mitad del cuerpo aproximadamente, por una ventana perpendicular al eje de aquel. Sin duda se trataba de la consecuencia del simple acto de enderezar en el espacio la imagen de un hombre asomado a la ventana. Pero, debido a que la ventana habia acompañado al desplazamiento del hombre, comprendi que me hallaba ante una imagen de un tipo muy raro, y tuve rapidamente la idea de incorporarla al acervo de mi material de construcciones poeticas. No hubiera concedido tal importancia a esta frase si no hubiera dado lugar a una sucesion casi ininterrumpidad de grases que me dejaron poco menos sorpendido que la primera, y que me produjeron un sentimiento de gratitud tan grande que el dominio que, hasta aquel instante, habia conseguido sobre mi mismo me parecio ilusorio y comencé a preocuparme unicamente de poner fin a la interminable lucha que se desarrollaba en mi interior.

En aquel entonces todavia estaba muy interesado en Freud, y conocia sus metodos de examen, que habia tenido ocasion de practicar con enfermos durante la guerra, por lo que decidir obtener de mi mismo lo que se procura obtener de aquellos, es decir, un monologo lo mas rapido posible, sobre el que el espiritu critico del paciente no formule juicio alguno, que, en consecuencia, quede libre de toda reticencia, y que sea, en lo posible, equivalente a pensar en voz alta. Me parecio entonces, y sigue pareciendome ahora -la manera en que me llego la frase del hombre cortado en dos lo demuestra-, que la velocidad del pensamiento no es superior a la de la palabra, y que no siempre gana a la de la palabra, ni siquiera a la de la pluma en movimiento. Basandonos en esta premisa, Philippe Soupault, a quien habia comunicado las primeras conclusiones a que habia llegado, y yo nos dedicamos a emborronar el papel, con loable desprecio hacia los resultados literarios que de tal actividad pudieran surgir. La facilidad en la realizacion material de la tarea hizo todo lo demas. Al termino del primer dia de trabajo, pudimos leernos reciprocamente unas cincuenta paginas escritas del modo antes dicho, y comenzamos a comparar los resultados. En conjunto, lo escrito por Soupault y por mi tenia grandes analogias, se advertian los mismos vicios de construccion y errores de la misma naturaleza, pero, por otra parte, tambien habia en aquellas paginas la ilusion de una fecundidad extraordinaria, mucha emocion, un considerable conjunto de imagenes de una calidad que no hubiesemos sido capaces de conseguir, ni siquiera una sola, escribiendo lentamente de nuestros respectivos temperamentos, el de Soupault menos estatico que el mio, y, sin se me permite una ligera critica, tambien derivaban de que Soupault cometio el error de colocar en lo alto de algunas paginas, sin duda con animo de impresionar, ciertas palabras, a modo de titulo. Por otra parte, y a fin de hacer plena justicia a Soupault, debo decir que se nego siempre, con todas sus fuerzas, a efectuar la menor modificacion, la menor correccion, en los parrafos que me parecieron mal pergeñados. y en este punto llevaba razon. Ello es asi por cuanto resulta muy dificil apreciar en su justo valor los diversos elementos presentes, e incluso podemos decir que es imposible apreciarlos en la primera lectura. En apariencia, estos elementos son, para el sujeto que escribe, tan extraños como es natural. Poeticamente hablando, tales elementos destacan ante todo por su alto grado de absurdo inmediato, y este absurdo, una vez examinado con mayor detenimiento, tiene la caracteristica de conducir a cuanto hay de admisible y legitimo en nuestro mundo, a la divulgacion de cierto numero de propiedades y de hechos que, en resumen no son menos objetivos que otros muchos.

En homenaje a Guillaume Apollinaire, quien habia muerto hacia poco, y quien en muchos casos nos parecia haber obedecido a impulsos del genero antes dicho, sin abandonar por ello ciertos mediocres recursos literarios, Soupault y yo dimos el nombre de surrealismo al nuevo modo de expresion que teniamos a nuestro alcance y que deseabamos comunicar lo antes posible, para su propio beneficio, a todos nuestros amigos. Creo que en nuestros dias no es preciso someter a nuevo examen esta denominacion, y que la acepcion en que la empleamos ha prevalecido, por lo general sobre la acepcion de Apollinaire. Con mayor justicia todavia, hubieramos podido apropiarnos del termino supernaturalismo, empleado por Gerard de Nerval en la dedicatoria de Muchachas de fuego. Efectivamente parece que Nerval conocio a maravilla el espiritu de nuestra doctrina, en tanto que Apollinaire conocia tan solo la letra, todavia imperfecta, del surrealismo, y fue incapaz de dar de él una explicacion teorica duradera. He aqui unas frases de Nerval que me parecen muy significativas que me parecen muy significativas a este respecto:

"Voy a explicarle, mi querido Dumas, el fenomeno del que usted ha hablado hace poco. Como muy bien sabe, hay ciertos narradores que no pueden inventar sin identificarse con los personajes por ellos creados. Sabe muy bien con cuanta conviccion nuestro viejo amigo Nodier contaba como habai padecido la desdicha de ser guillotinado durante la Revolucion; uno quedaba tan convencido que incluso se preguntaba como se las habia arreglado Nodier para volver a pegarse la cabeza al cuerpo.

"Y como quiera que tuvo usted la imprudencia de citar uno de estos sonetos compuestos en aquel estado de ensueño SUPERNATURALISTA, cual dirian los alemanes, es preciso que los conozca todos. Los encontrara al final del volumen. No son mucho mas oscuros que la metafisica de Hegel o los Memorables de Swedenborg, y perderian su encanto si fuesen explicados, caso de que ello fuera posible, por lo que le ruego me conceda al menos el merito de la expresion...".

Indica muy mala fe discutirnos el derecho a emplear la palabra SURREALISMO, en el sentido particular que nosotros le damos, ya que nadie puede dudar que esta palabra no tuvo fortuna, antes de que nosotros nos sirvieramos de ella. Voy a definirla, de una vez para siempre:

Surrealismo: sustantivo masculino. Automatismo psiquico puro por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervencion reguladora de la razon, ajeno a toda preocupacion estetica o moral.

Enciclopedia: Filosofia. El surrealismo no se basa en la creencia en la realidad superior de ciertas formas de asociacion desdeñadas hasta la aparicion del mismo, y en el libre ejercicio del pensamiento. Tiende a destruir definitivamente todos los restantes mecanismos psiquicos, y a sustituirlos en la resolucion de los principales problemas de la vida. Ha hecho profesion de la de Surrealismo Absoluto los siguientes señores: Aragon, Baron, Boiffard, Breton, Carrive, Crevel, Delteil, Desnos, Eluard, Gerard, Limbour, Malkine, Morise, Naville, Noll, Peret, Picon, Soupault, Vitrac.

Por el momento parece que los antes nombrados forman la lista completa de los surrealistas, y pocas dudas caben al respecto, salvo en el caso de Isidore Ducasse, de quien carezco de datos. Cierto es que si unicamente nos fijamos en los resultados, buen numero de poetas podrian pasar por surrealistas, comenzando por Dante, y tambien, en sus mejores momentos, por el propio Shakespeare. En el curso de las diferentes tentativas de definicion por mi efectuadas de aquello que se denomina, con abuso de confianza, el genio, nada he encontrado que pueda atribuirse a un proceso que no sea el anteriormente definido.

Las noches de Young son surrealistas de cabo a rabo; desgraciadamente no se trata mas que de un sacerdote que habla, de un mal sacerdote, sin duda, pero sacerdote al fin.

Swift es surrealista en la maldad

Sade es surrealista en el sadismo

Chateaubriand es surrealista en politica

Hugo es surrealista cuando no es tonto

Desbordes-Valmore es surrealista en el amor

Bertrand es surrealista en el pasado

Rabbe es surrealista en la muerte

Poe es surrealista en la mortal

Rimbaud es surrealista en la vida practica y en todo

Mallarme es surrealista en la conciencia

Jarry es surrealista en el absintio

Nouveau es surrealista en el beso

Saint-Pol-Roux es surrealista en los simbolos

Fargue es surrealista en la atmosfera

Vache es surrealista en mi

Reverdy es surrealista en si

Saint-John Perse es surrealista a distancia

Roussel es surrealista en la anecdota

Instinto que no todos son siempre surrealistas, por cuanto advierto en cada uno de ellos cierto numero de ideas preconcebidas a las que, muy ingenuamente, permanecen fieles. Mantenian esta fidelidad porque no habian escuchado la voz surrealista, esa voz que sigue predicando en visperas de la muerte, por encima de las tormentas, y no la escucharon porque no querian servir unicamente para orquestar la maravillosa partitura. Fueron instrumentos demasiado orgullosos, y por eso jamas produjeron ni un sonido armonioso.

Pero nosotros que no nos hemos entegrado jamas a la tarea de mediatizacion, nosotros que en nuestras obras nos hemos convertido en sordos receptaculos de tantos ecos, en modestos aparatos registradores que no quedan hipnotizados por aquello que registran, nosotros quiza estemos al servicio de una causa todavia mas noble.

Nosotros devolvemos con honradez el "talento" que nos ha sido prestado. Si os atreveis, habladme del talento de aquel metro de platino, de aquel espejo, de aquella puerta o del cielo.

Nosotros no tenemos talento. Preguntadselo a Philippe Soupault:

"Las manufacturas anatomicas y las habitaciones baratas destruiran las mas altas ciudades".

A Roger Vitrac:

"Apenas hube invocado al marmol-almirante, este dio medida vuelta sobre si mismo como un caballo que se encabrita ante la Estrella Polar, y me indico en el plano de su bicornio una region en la que debia pasar el resto de mis dias."

A Paul Eluard:

"Es una historia muy conocida esa que cuento, es un poema muy celebre es que releo: estoy apoyado en un muro, verdeantes las orejas y calcinados los labios."

A Max Morise:

El oso de las cavernas y su compañero el alcaravan, la veleta y su valet el viento, el gran Canciller con sus cancelas, el espantapajaros y su cerco de pajaros, la balanza y su hija el fiel, ese carnicero y su hermano el carnaval, el barrendero y su monoculo, el Misssissipi y su perrito, el coral y su cantara de leche, el milagro y su buen Dios, ya no tienen mas remedio que desaparecer de la faz del mar."

A Joseph Delteil:

"¡Si! Creo en la virtud de los pajaros. Y basta una pluma para hacerme morir de risa."

A Louis Aragon:

"Durante una interrupcion del partido, mientras los jugadores se reunian alrededor de una jarra de flameante ponche, pregunte al arbol si aun conservaba su cinta roja".

Y yo mismo, que no he podido evitar el escribir las lineas locas y serpenteantes de este prefacio.

Preguntad a Robert Desnos, quien quizas sea el que, en nuestro grupo, esta mas cerca de la verdad surrealista, quien, en sus obras todavia ineditas, y en el curso de las multiples experiencias a que se ha sometido, ha justificado plenamente las esperanzas que puse en el surrealismo, y me ha inducido a esperar aun mas de él. En la actualidad, Desnos habla en surrealista cuando le da la gana. La prodigiosa agilidad con que sigue oralmente su pensamiento nos admira tanto cuanto nos complacen sus esplendidos discursos, discursos que se pierden porque Desnos, en vez de fijarlos, prefiere hacer otras cosas mas importantes. Desnos lee en si mismo como en un libro abierto, y no se preocupa de retener las hojas que el viento de su vida se lleva.


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El primer manifiesto del surrealismo de Andre Breton, documento capital del movimiento fue publicado en 1924. El segundo manifiesto se apareció en 1930 y los Prolegomenos a un tercer Manifiesto del surrealismo vieron la luz en 1942.